Mito o Realidad:
Si tomas a tu bebé mucho en tus brazos se va a mal acostumbrar.
Como padres a diario nos vemos enfrentados a muchos consejos bienintencionados, de familiares, amigos, compañeros de trabajo, profesionales de la salud, redes sociales, e inclusive desde personas desconocidas con quienes nos topamos en algún lugar.
Probablemente todos los padres hemos escuchado en algún momento frases como “no lo tomes tanto en brazos que se va a malacostumbrar”, “déjalo que lloré, se le va a pasar y así aprende”, “no lo tomes, es maña, te quiere manipular”.
Ante estas ideas puede que nos sintamos algo confundidos, sin saber que hacer, cuestionándonos así: ¿Qué será lo mejor para mi hijo?
Afortunadamente la investigación científica ha dado claras respuestas al respecto ayudándonos a comprender el significado y los mecanismos neurobiológicos detrás del llanto.
Durante los primeros años de vida, el cerebro se encuentra en una etapa de intenso desarrollo. Millones de neuronas se conectan, unas con otras, logrando aprendizajes y avances en diversas áreas. Las experiencias que el niño tenga con sus padres durante esta etapa, serán importantes moduladores del desarrollo cerebral temprano.
El llanto de tu hijo es la manera que tiene de comunicar que algo no está bien, que algo le desagrada, ya sea físico o emocional. Es una solicitud de ayuda hacia los padres, ya que en ese momento el niño está sintiendo algo que no puede administrar solo, debido a que su cerebro no tiene la madurez necesaria para hacerlo y se encuentra “intoxicado” en hormonas relacionadas con el estrés. Si los padres responden a ese llamado y consuelan el llanto de forma efectiva, el niño logrará aliviar su malestar ya que lo que necesita en ese momento es contacto físico, contención y cariño. A través de esa experiencia, el podrá aprender con el tiempo, a regularse y calmarse a si mismo. El no responder al llanto, a la necesidad de ser cogido de tu hijo, este podría aprender a dejar de llorar, no porque haya logrado a regularse emocionalmente si no más bien porque se ha resignado a que sus padres no responderán a este llamado, generando en él sentimientos de inseguridad, rechazo y soledad.
La realidad es que no se puede mal acostumbrar al amor y al cariño, por el contrario, el acostumbrar a nuestros hijos a ser tratados con amor hará que aprendan a buscar ese mismo trato desde otras personas.
Para que tu hijo pueda ser independiente, es necesario que primero haya dependido de ti y que en esa relación haya podido construir la seguridad en si mismo que luego le permitirá desenvolverse en el mundo.
En conclusión, nuestros hijos SI necesitan de nuestros brazos, contacto físico y calidez. Que nadie te convenza de lo contrario.
Tatiana Torres
Mamá de Amanda, Médico Psiquiatra Infanto-Juvenil, Diplomada en psicopatología del vínculo UC, Encargada del Programa de Apego y Parentalidad en primera infancia en Hospital Militar de Santiago.